miércoles, 17 de febrero de 2010

un sueño inconclúso.





































Oscilas entre el desierto y la Sélva, entre la noche y el dia,


porque ahora que creo saber tu nombre,

de repénte y para siempre olvidé el mio.




















Sin nombre y sin casa van los que se saben eternos, sin sandálias ni sudor, sin fatiga transitan los sin nombre;


PORQUE EL CAMINO SON ELLOS, PORQUE ELLOS SON LOS CAMINOS.


Esperaré.


La luna se agita, los pájaros nocturnos cantan su tristeza de ésta noche infinita y sin gloria.

Todo se ha detenido, menos mi pensamiento,

Los sudores de mi alma desbocada, todo lo que quiero decir y no puedo...


la dispersión que se hace cordura, y la razón que se vuelve locura. Esta sed, ésta espera, éstas manos y este corazón...

ésta angustia, este sentimiento que ya es algo que no entiendo.

Tus ojos ausentes, tu cuerpo, tu pelo, tu pólvo, tu aróma y la luna posada en tu núca pensativa.

Las estrellas se volviéron luciérnagas y vuelan junto a mi, la iglesia está vacía y el sermón ya fué dado.

Ahora, las luciérnagas y los pájaros nocturnos están conmigo, ya todos se fueron y la sinfonía está comenzando para los sin nombre ni casa.


Seguiré esperando,



...hasta que me convierta en pólvo esperaré.




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